miércoles, marzo 12, 2008

Anotaciones de Harry Haller.

Solo para locos.

El día había transcurrido del modo como suelen transcurrir estos días; lo había malbaratado, lo había consumido suavemente con mi manera primitiva y extraña de vivir; había trabajado un buen rato, dando vueltas a los libros viejos; había tenido dolores durante dos horas, como suele tenerlos la gente de alguna edad; había tomado unos polvos y me había alegrado de que los dolores se dejaran engañar; me había dado un baño caliente, absorbiendo el calorcillo agradable; había recibido tres veces el correo y hojeado las cartas, todas sin importancia, y los impresos; había hecho mi gimnasia respiratoria , dejando hoy por comodidad los ejercicios de meditación; había salido de paseo una hora y había visto dibujadas en el cielo bellas y delicadas muestras de preciosos cirros. Esto era muy bonito, igual que la lectura en los viejos libros y el estar tendido en el baño caliente; pero en suma, no había sido un día encantador, no había sido un día radiante, de placer y ventura, sino simplemente uno de esos días como tienen que ser, por lo visto, para mí desde hace mucho tiempo los corrientes y normales; días mesuradamente agradables, absolutamente llevaderos, pasables y tibios, de un señor descontento y de cierta edad; días sin dolores especiales, sin preocupaciones especiales, sin verdadero desaliento y sin desesperanza; días en los cuales puede meditarse tranquila y objetivamente, sin agitaciones ni miedos, hasta la cuestión de si no habrá llegado el instante de seguir el ejemplo del celebre autor de los Estudios y sufrir un accidente al afeitarse.

El que haya gustado de los otros días, los malos, los de los ataques de gota o los del maligno dolor de cabeza clavado detrás de los globos de los ojos, y convirtiendo, por arte del diablo, toda actividad de la vista o del oído de una satisfacción en un tormento, o aquellos días terribles de la agonía del espíritu, aquellos días terribles del vacío interior y de la desesperanza, en los cuales, en medio de la tierra destruida por las sociedades anónimas, nos salen al paso, con sus muecas como un vomitivo, la humanidad y la llamada cultura con su fementido brillo de feria, ordinario y de hojalata, concentrado todo y llevado al colmo de lo insoportable dentro del propio yo enfermo; el que haya gustado aquellos días infernales, ése ha de estar muy contento con estos días normales y mediocres como el de hoy; lleno de agradecimiento se sentará junto a la amable chimenea y con agradecimiento comprobará, al leer el periódico de la mañana, que no se ha declarado ninguna nueva guerra ni se ha erigido en ninguna parte ninguna nueva dictadura, ni se ha descubierto en política ni en el mundo de los negocios ningún chanchullo de importancia especial; con agradecimiento habrá de templar las cuerdas de su lira enmohecida para entonar un salmo de gratitud mesurado; regularmente alegre y casi placentero, con el que aburrir a su callado y tranquilo dios contentadizo y mediocre, como anestesiado con un poco de bromuro; y en el ambiente de tibia pesadez de este aburrimiento medio satisfecho, de esta carencia de dolor tan de agradecer, se parecen los dos como hermanos gemelos, el monótono y adormilado dios de la mediocridad y el hombre mediocre algo encanecido que entona el salmo amortiguado.

Es algo hermoso esto de la auto satisfacción, la falta de preocupaciones, estos días llevaderos, a ras de tierra, en los que no se atreven a gritar ni el dolor ni el placer, donde todo no hace sino susurrar y andar de puntillas. Ahora bien, conmigo se da el caso, por desgracia, de que yo no soporto con facilidad precisamente esta semisatisfacción, que al poco tiempo me resulta intolerablemente odiosa y repugnante, y tengo que refugiarme desesperado en otras temperaturas, a ser posible por la senda de los placeres y también por necesidad por el camino de los dolores. Cuando he estado una temporada sin placer y sin dolor y he respirado la tibia e insípida soportabilidad de los llamados días buenos, entonces mi alma infantil se llena de un sentimiento tan doloroso y de miseria que al adormecido dios le tiraría a la cara satisfecha la mohosa lira de la gratitud, y más me gusta sentir dentro de mí arder un dolor verdadero y endemoniado que esta confortable temperatura de estufa. Entonces se inflama en mi interior un fiero afán de sensaciones, de impresiones fuertes, una rabia de esta vida degradada, superficial, esterilizada y sujeta a normas, un deseo frenético de hacer polvo alguna cosa, por ejemplo, unos grandes almacenes o una catedral, o a mí mismo; de cometer temerarias idioteces, de arrancar la peluca a un par de ídolos generalmente respetados, de equipar a un par de muchachos rebeldes con el soñado billete para Hamburgo, de seducir a una jovencita o retorcer el pescuezo a varios representantes del orden social burgués. Porque esto es lo que yo más odiaba, detestaba y maldecía principalmente en mi fuero interno: esta auto satisfacción, esta salud y comodidad, este cuidado optimismo del burgués, esta bien alimentada y próspera disciplina de todo lo mediocre, normal y corriente.


El lobo estepario.
Herman Hesse.


Hay libros que te marcan para siempre. Este ha sido uno de ellos.

lunes, octubre 29, 2007

Humoradas varias



Visto en Mi propio blog, con casino y furcias

martes, octubre 23, 2007

Lecturas variadas

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos


Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
esta muerte que nos acompaña
desde el alba a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o un absurdo defecto. Tus ojos
serán una palabra inútil,
un grito callado, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando sola te inclinas
ante el espejo. Oh, amada esperanza,
aquel día sabremos, también,
que eres la vida y eres la nada.

Para todos tiene la muerte una mirada.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como dejar un vicio,
como ver en el espejo
asomar un rostro muerto,
como escuchar un labio ya cerrado.
Mudos, descenderemos al abismo.



Cesare Pavese

viernes, agosto 31, 2007

Pasatiempos

Mode Deyector: on.

Como siempre.

¿Quien lo interpreta?
¿Como se titula?
¿Quien es su interprete original?





Mode Deyector: off

PD. Aviso,tiene trampa.


Y esta, para contentar a mi lado jevi.




No se si es que soy demasiado eclectico o demasiado gilipollas.

Imagina

¿Imaginas como seria hoy el mundo si no hubieran asesinado a gente como Gandhi, Martin Luther King, los Kennedy, Malcom X, Oscar Romero o Johnn Lennon?


Escuchado en una entrevista a Kris Kristofferson

miércoles, julio 04, 2007

No se como coño titular esto

Mierda, aquí estamos otra vez.

El insomnio me tiene toda la noche dando vueltas en la cama. Me dan las tres o las cuatro de la madrugada y yo sigo escuchando música y molestando a la jefa (ahora mismo suenan las variaciones Goldberg a todo volumen, en un intento fútil de acallar mis propios pensamientos) Me levando, me fumo un Luckie, bebo horchata del mercadona, veo un rato la tele, me masturbo, me vuelvo a la cama.

Mi cerebro hierve con mil ideas, mil historias. Sigo dando vueltas en la cama. Oigo a la jefa gruñir en sueños. Estoy hiperactivo. Soy totalmente incapaz de centrarme en una sola idea. Se me ocurre algo y antes de poder desarrollarlo, mi mente divaga hacia otras cosas. Esto debe ser lo que llaman asociación libre de ideas.

Me vuelvo a levantar.

Me siento delante del teclado y dejo correr los dedos, escribo un montón de tonterías incoherentes justificando el hecho de volver a abrir esto. Al final decido que es puro exhibicionismo y borro todo lo demás.

A veces me gustaría pegarme un tiro en la cabeza.

Otras veces no.

Ya veremos lo que aguanto sin volver a cerrar esto.

JOTA LIVES AGAIN


(Y le debo otra birra a lonemadmax)

jueves, marzo 02, 2006

Punto final

Este blog ha muerto. Hasta aquí ha llegado. Necesitaba aliviar peso y esta es la mejor forma.

No te lo tomes a mal. Esto no significa que deje de escribir, que no vayas a tener noticias mías, no es tan fácil deshacerse de mí. De hecho, seguro que sabes como volver a encontrarme. Es más, te estoy esperando. Si investigas un poco, seguro que encuentras un enlace que te conduce a mí. Si no, alguien te lo dirá, ya verás. Dejo en tus manos la decisión de volver a encontrarnos.

Si prefieres no encontrarme, aquí tienes la excusa perfecta. Lo entenderé.

Sigo dale que te pego. Esto que empezó como una tontería, un experimento, se ha vuelto una necesidad. Lo que pasa es que tengo casi el mismo problema que mi querida Fluflu.

Hay ciertas visitas, que no es que sean desagradables, todo lo contrario. Es que me corta que ciertos lectores que me conocen en persona, sepan algunos aspectos de mi personalidad que no les incumben. Digamos que me corto y no digo lo que de verdad necesito decir. Escribir se ha convertido en una especie de terapia y a veces puedo decir más de lo que me gustaría que se supiera. Cosas que son demasiado personales como para que alguien que me ve cada día pueda saberlas.

No te lo tomes a mal. Esto no va por ti, te lo aseguro. Tú, no tienes cuerpo para mí. Eres solo unas líneas escritas que aparecen por mi pantalla, no estas ligado a una cara, a un cuerpo físico. Eso, quieras que no, me hace más fácil expresarme. Detrás de este falso anonimato me es mucho más cómodo vaciarme, volcar todos los sentimientos, todas mis dudas, todos mis temores.

Bueno, no me enrollo mas, no voy a decir adiós, solo hasta luego.

Nos vemos por la red.

domingo, febrero 26, 2006

Gripe aviar




La pequeña gremlin se me ha resfriado.

¿Puede ser el primer caso en España de gripe aviar?

sábado, febrero 25, 2006

Novecientos y pico kilómetros de amistad

Novecientos kilómetros y pico nos separan. Hace dos años que se fueron. Han hecho de vuelta un camino que emprendieron sus padres. Se fueron a buscarse la vida. A encontrar un porvenir mejor, una vida más tranquila. Iniciar una aventura nueva. Novecientos kilómetros y pico nos separan. Pero es como si fueran solo nueve metros. No nos hace falta llamarnos, ni recibir noticias, ni nada. Se que están bien, saben que estamos bien. Sabemos que en el preciso momento que pase algo importante, seremos los primeros en ser avisados.

Pero se les echa de menos. Mucho.

Echo de menos la espontaneidad de ella, su absoluta sinceridad, las bromas particulares y el reírme de sus problemas, ella sabe que es broma y además, ella se ríe de los míos. Y yo se lo consiento. Tenemos unas bromas propias a las que solo nosotros dos encontramos la gracia. Chincharnos mutuamente. –Cocodrilo, le digo, -Gordo, me responde ella. Y os juro que nadie me dice gordo como me lo dice ella. Es mas, me alegra que ella me llame gordo.

El es mas serio. Dos metros de tío, ciento cuarenta kilos de bondad. Tiene algo que me recuerda a un san bernardo cada vez que lo veo. Pero se que puedo contar con el para lo que sea. Sabe que puede contar conmigo para lo que sea. Sin dudarlo. Con los ojos cerrados. Con el corazón en la mano.

Hoy han llegado. Y se quedan a dormir en casa de los padres de ella. Pero el hecho de estén aquí, hace que necesite verlos. Y es un ansia casi física. Aunque no nos digamos nada. Aunque no podamos hablar de las cosas de verdad importantes, por estar sus padres delante. Nada más que verlos me reconforta.

Un saludo: - Hola capullo

Como si los viera cada día, como si nos hubiéramos visto ayer mismo. Hablamos de obiedades, ya tendremos tiempo de hablar mas tranquilos cuado estemos los cuatro a solas. Hablamos de su coche nuevo, del parto de ella, le hacemos carantoñas al bebé y me jode tener que esperar dos días para poder estar tranquilos. Se que no es el momento de profundizar en nada. Pero me jode. Es una necesidad egoísta por mi parte, lo se, que le vamos a hacer, soy así de cabrón.

El domingo será el gran día. Mi jefa y ella hablaran de sus cosas, el y yo hablaremos de las nuestras. Y nos reírnos del mundo los cuatro, de lo entupidos que son el resto de mortales y de la paternidad. De negocios y de cuñadas, de coches y de la vida en general. Que cojones, la verdad es que no se de que hablaremos, pero me da igual. Quizá prepararemos una comida. Y una digestión pesada y lenta, aderezada con unas copas de pacharán para soltar la lengua. Espero juntar la sobremesa con la hora de la cena. Y seguir hablando. Hasta que llegue la hora de acostarse.

Entonces llegará el momento de las despedidas, del adiós, hasta la próxima. Y se que dolerá. Es como si se rompiera algo dentro de mí alma. Como si dejaran un hueco irrellenable.

Después llega la frialdad de las llamadas por teléfono, retazos de una conversación perdida. Pistas sobre el estado general de las cosas, informes incompletos y parciales. Algún mail esporádico con fotos de los respectivos retoños. Solo nos queda la esperanza de viajar nosotros a su futura casa. (Espero que mas pronto que tarde) Y la melancolía. Y la añoranza. Y pensar que estarán haciendo en ese preciso momento. La promesa de una tarde de risas y de karts, la promesa de un futuro reencuentro.

Pero así es la vida.

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