jornada típica

Llego al curro a eso de la una y media de la tarde. Saludo a los de siempre y subo al vestuario. Abro la taquilla y esta me saluda esparciendo su delicado perfume alrededor mío. Un día de estos los Estados Unidos invaden mi taquilla buscando a ver si yo tengo escondidas las armas químicas y bacteriológicas de Sadam Hussein.

Me cambio (aguantando la respiración) y bajo al taller (colorado y resoplando como una cafetera vieja). Me apalanco en los bancos y cae un cigarrito charlando o soportando (según el caso) a algún compañero.

En mi empresa, como en botica, tenemos de todo. No describo a algunos de mis compañeros por que no me podría quitar de encima a los principales psicólogos del país, rogándome que se los presentara. Basta con decir que me parece que el ejército hizo experimentos con alguno de ellos. Los experimentos salieron mal y como después no serbia para nada lo enviaron recomendado para mi empresa.

No, en serio. El gobierno obliga a las empresas que pasan de un numero de trabajadores a tener un porcentaje de disminuidos. Mi jefe debe de tener un acuerdo con todas esas empresas y nosotros nos hacemos cargo de sus disminuidos (o algo así, por que si no es así no lo entiendo...)

Sobre las dos y cinco conseguimos que Francisco (mi encargado) salga de la oficina, con cara de tener un trailer incrustado en el recto y sufrir por ello unas leves molestias. Nos dice:

-¿Qué...?, ¿Los señores quieren que les lleve los partes de trabajo al bar...?

Hacemos un poco más el remolón y después de recoger el parte se va cada uno a recoger las herramientas. Piramos cada uno a lo suyo. Tres de la tarde, hora del cafecito.

Tres y veinte. Hora de seguir con la dura jornada laboral.

Después de unas cuantas peleas con “clientes insatisfechos” llega la hora de la merienda. Más o menos media hora. (+/- 15 min.)

Dos achuchones mas y es la hora de empezar a recoger. Vaciar, lavar y camino al taller. Entrega y justificación de la faena, peleas varias con el encargado y ducha.

Después de la ducha hay que escaquearse por el vestuario por que a veces aun falta media hora que suene la sirena.

Llevo un estrés encima que no me aguanto. Necesito vacaciones YA.