flash-backs
Estoy tirado en el sofá de casa leyendo, cuando de repente ¡¡¡BUM¡¡¡
¡¡¡ Flash back total¡¡¡
Cito textualmente:
El ambiente de callejón de borrachos de la habitación resultaba tan terrible, tan increíblemente disparatado, que pensé que probablemente podría convencerles de que era una especie de “muestra en vivo” que habíamos traído de Haight Street, para mostrar a los polis de otras partes del país lo profundamente que podía hundirse en la basura y la degeneración la gente de la droga si se la dejaba a sus propios instintos.
Pero, ¿qué clase de adicto necesitaría todas aquellas cáscaras de pomelo aplastadas? ¿Explicaría la presencia de junkies todas aquellas patatas fritas? ¿Y aquellos charcos de salsa de tomate cristalizada sobre la mesa?
Quizás si. Pero, ¿Y todo aquel alcohol? ¿ Y aquellas groseras fotos pornográficas, arrancadas de revistas como “Putas de Suecia” y “Orgías en la Casbah”, pegadas sobre el espejo roto con chafarrinones de mostaza que se habían secado convirtiéndose en una dura costra amarillenta...? Y todos aquellos signos de violencia y aquellas extrañas bombillas rojas y azules y aquellos fragmentos de cristal roto embutidos en el yeso de la pared...
No; aquellas no eran las huellas de un junkie normal y temeroso de Dios. Era demasiado salvaje, demasiado agresivo. En aquella habitación había pruebas de un consumo excesivo de casi todas los tipos de drogas conocidos por el hombre civilizado desde el año 1544 d.C. Aquello solo podía explicarse como un “montaje”, una especie de exposición medica exagerada, organizada meticulosamente para mostrar lo que podría suceder si veinte peligrosos drogadictos (cada uno de ellos con una adicción distinta) fuesen estabulados juntos en la misma habitación cinco días con sus noches, sin descanso.
De golpe recorro en el tiempo quince años hacia atrás. Me vienen a la cabeza imágenes de mi adolescencia.
Y lectores, veo a mi madre totalmente histérica, con la vena de la sien peligrosamente inflamada y las varices del tamaño de morcillas de Burgos. Tiene en los ojos un brillo como de psicópata. Me recuerda mucho a Jack Nicholson en “el resplandor”. Vamos, que solo le falta el hacha (o no, por que me amenaza con la zapatilla y en sus manos es más terrible que unos nunchacus) y me chilla:
-¡¡¡¡PUES HASTA QUE NO ORDENES TU HABITACION, NO TE DEJO SALIR DE CASA. Y ESPERA A QUE LLEGE TU PADRE, QUE VERÁS¡¡¡¡¡
Precisamente el mismo día. que en la calle me esperaba aquella chiquilla que me traía loquito perdió. En aquellos tiempos yo iba a un colegio (de curas) en el que solo había alumnos del genero masculino. Y eso de las niñas no lo tenía aun muy claro.
¡¡ POP ¡¡
Vuelta a la realidad. Despierto al mundo en mi cutre-sofá, con un libro en las manos. Y pienso...
¡Que bueno¡ el tío.....
2 Comments:
Me ha salido un poco tocho...
¿que le vamos a hacer?
That's a great story. Waiting for more. »
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