Tiempo libre.

Debido al inminente ingreso de la pequeña gremlin en un centro penitenciario, me encuentro con que dispongo de unas horas libres por la mañana.
Sopesemos las diferentes opciones.

Opción A:
Amarujarse. Ir por casa en plan chacha de la limpieza, con un pañuelo anudado en la cabeza y delantal, tarareando coplillas. Con Radio Teletaxi y olé, sonando a un volumen atronador en el equipo de música (Un Technics de mas de cien billetes de mi época. Hace bastante ruido)
Volver a ponerme el chip de “Arguiñano loco” y volver a hacer sufrir a los demás comensales mi “mentalidad dispersa” y mi más absoluto sentido del buen gusto culinario.

Opción B:
Estudiar. Pero en una escuela de adultos. Ya lo hice una vez. Tuve que dejarlo debido a la falta de tiempo producida por la gremlin.
En esos sitios te encuentras con niñatos que no han sido capaces de sacarse el titulo de la ESO, y sus padres les han enviado ahí, como castigo.
En la clase a la que iba, se salvaban dos. De quince o veinte, dos. El resto, marcianos.
¿Son gilipollas por que están en la pubertad? ¿Con su edad yo estaba así de tarado?
Un misterio.
Son también destacables las tribus de “Marujas con aspiraciones”y “Profesores frustrados”
En general el nivel es bastante bajo. Tan bajo que yo parezco el empollón de la clase. (No te digo más)

Opción C:
Gimnasio. Me canso solo de pensarlo. Digamos que mi cuerpo no esta diseñado para el esfuerzo físico.
Obiando el hecho de que ver a un gordo, vestido con pantalones cortos y camiseta de tirantes, sudando como un animal (concretamente un cerdo) mientras resopla encima de una cinta de caminar, no es un espectáculo agradable. Y como en los gimnasios las paredes suelen tener espejos, como que no.
Aparte. En todos los gimnasios medio en condiciones de mi pueblo, hay alguno del curro apuntado. Paso. Si coincidiera con alguno de mi turno, estaría más horas al día con el, que con mi mujer. Y no es cuestión.

¿Que hacer?