Añoranzas futuras

Esta mañana estaba jugando con la niña, tan tranquilo, y sonó el teléfono. Me quite mi mascara de monstruo del pantano (una caja de cartón, no os vayáis a pensar), me quite los pies de palmípedo (las aletas del traje de buzo) y salí disparado hacia el teléfono. Cuando llegue ya habían colgado.
Si es que la gente es muy impaciente....

Pues nada. A seguir con lo mío. Recobramos el juego por donde íbamos y cuando al fin el monstruo ya iba a coger a la princesa para hacerle las cosquillas justo debajo del mentón, vuelve a sonar el teléfono. Con la casualidad añadida de que esta vez, al monstruo, lo pilló al lado.
Lo cojo, me lo llevo al oído y cuando estoy apunto de decir ¿Diga? Siento un fuerte golpe.

PLOC.

Repuesto del susto, caigo en que esta vez AUN no me he quitado la caja de la cabeza.
Me la quito y contesto.
- Si?
- Aquí vive Pequeña Gremlin ***** (nota del autor: la ley de protección del menor me obliga a suprimir el apellido de la idem)
-Si, aquí es
-Pues verá, llamo de la guardería “El mutante feliz”. Que ustedes habían solicitado una plaza y en estos momentos tenemos una vacante ¿Les interesa?
-Sisisisisisisisisisisisisi¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ (Cuando decidimos buscar plaza, recorrimos todas las guarderías de la zona con nulos resultados, para una que nos dan, no es cuestión de rechazarla)
La tipa me coje los datos y quedo con ella en que mi mujer la llamara. Ella es la encargada de la logística (en verdad, mi mujer, es la encargada de TODO en esta casa.)
Inmediatamente después de colgar, llamo a mi jefa para redactarle el informe pertinente.

Para cuando llega a casa, ya ha mantenido una entrevista con la que será la directora de la niña. Ya sabe cuando empezara y que material debe llevar a clase.

Comemos y me marcho para el curro.
Siete largas horas para pensar. Siete horas en las que el cerebro puede dedicarse a divagar, por que el cuerpo sabe lo que tiene que hacer automáticamente.
Digamos que el curro ocupa el diez por ciento de los recursos del sistema. El resto para mí.

Y me doy cuenta de que en realidad NO quiero que la niña vaya a la guardería.
Se que debe ir.
Se que es bueno para ella.
Que estar con otros niños le hará bien.
Se que estar tantas horas conmigo no puede ser bueno para su salud mental....

Pero no quiero que vaya.

No se que voy ha hacer toda la mañana solo.
La voy a echar un montón de menos...


B.S.O.
Pajaros de barro (instrumental). Manolo García