De la serie “vamos a contar mentiras”

Escribir esto me va a resultar durillo...

Cuando me termine este, llevare hoy entre pecho y espalda quince Luckies y un porro. No puede ser. Demasiados.
He tomado la decisión de dejar de fumar para siempre, otra vez. En cuanto termine este paquete, no compro más.

Tengo la sospecha de que esta afectándome a la salud mas de lo que esperaba. Ya sé que fumar es malo. (Y mas si eres asmático y padeces enfermedad de crohn, como es mi caso) Pero es que me gusta. Y mucho. El proceso de sacar un cigarro del paquete, encenderlo y juguetear con el entre los dedos, me relaja. Me da la impresión de que me ayuda a pensar, a encontrar las palabras que me son necesarias para expresar mis ideas de una forma minimamente coherente.

Me voy a quitar a las bravas. Sin parches, ni chicles, ni ninguna guarrería de esas que nunca me han servido. Las veces que me he quitado, que han sido unas cuantas, lo he hecho así. En plan duro

Ya lo hemos decidido (Mas mi mujer que yo. A la pobre darme un beso le debe de resultar tan agradable como lamer un cenicero. Supongo que por eso insistirá de esa manera) A ver cuanto tiempo aguanto.
La última vez aguante dos años. Aunque esta solo aguante una semana, algo habré ganado.

Me esperan dos semanas muy malas. Voy a estar más intratable que de costumbre. Tenso como la cuerda de un arco. Rumiando todo el día, como una vaca. El tener algo que llevarme a la boca me ayuda bastante con el tema de la ansiedad.
Más que dejarlo, lo que hago es cambiarme de vicio. Estoy todo el día con un trozo de paloduz (regaliz, palo dulce o como lo conozcas, ya sabes a lo que me refiero)
Y cuando no es el palito, es otra cosa. Que me puedo pegar toda la tarde con un chupa-chups. Cuando se termina el caramelo, a seguir con el palito. O el chicle, con ese dolor que te queda en la mandíbula, cuando llevas seis horas mascando. El caso es tener la boca ocupada. Una vez pase las dos primeras fatídicas semanas, ya viene la cuesta abajo. Ya no es tan duro. Pero hay que pasar esas dos semanas. (A ser posible sin que mi mujer me pida el divorcio, es que me pongo muy “difícil”)

Otro cigarro, ya me queda menos para dejarlo.

Ves, a esto es a lo que me refiero cuando digo que me ayuda a pensar.
Una pausa, releer lo que escrito, un pitillo y a reordenar y repasar el texto.
Y es que es una putada. Más que una adicción química, lo mío, es una adicción psicológica. No se si me entiendes.

Hay cosas que sin tabaco, pierden toda su gracia.
¿Con que cara te tomas un café, después de comer si un mal pitillo que echarte a los pulmones? Y después del sexo ¿qué?
O ese otro pitillo. El que te fumas después de desayunar, que funciona mejor que el yogur del Coronado, con sus cien mil millones de L-Casei-inmunitas, que ya me explicaras como caben todas en un triste vasito de plástico. Es apagarlo y salir corriendo para el trono.

Y vuelta a engordar. Ahora que estaba apunto de conseguir que la báscula para darme mi peso, solo necesitara dos dígitos. Que ya me empezaba a quedar bien mi propia ropa.
Ufffff ............

Bueno, no le demos mas vueltas al tema. Valor y al toro.
Ya te seguiré informando....

P.D.
A la primera persona que me de ánimos o me felicite por mi decisión en los comentarios, la crucifico.

P.P.D.
Maria del Mar, como le enseñes esto a los papas te mato y no te arreglo mas es ordenador, avisada quedas.

(Que vergüenza, a mi edad, que ya tengo pelitos en mis partes, y fumando a escondidas de mis viejos)