Ambientes.

La calidad de mis escritos (si se les puede llamar escritos), es directamente proporcional a la tranquilidad del ambiente que me rodea.

Hasta aquí, bien. Desarrollemos el tema.

No es lo mismo, ponerse a escribir esto a la una de la mañana, como hago habitualmente, con la casa tranquila y haciendo ruidos extraños al enfriarse.
En una habitación en penumbra y con música agradable sonando de fondo. Digamos que un ambiente así, me incita a pensar. A reflexionar sobre las grandes cuestiones filosóficas que acompañan al hombre en este valle de lagrimas que es la vida.
Como, por ejemplo:

“¿A los peces, cuando nadan, les entra agua en los ojos?”

Son las diez de la noche. La gollum ocupa el cuarto del ordenador y me obliga a estar en el comedor.
La jefa tiene puesto “Mira quien baila” en la tele y la gremlin se entretiene intentando arrancar la pantalla del portátil mientas escribo esto.
Digamos que me ponen un poco difícil el hecho de concentrarme.
Hoy, no esperéis gran cosa.