viernes, febrero 17, 2006

El sueño de la razón, produce monstruos.

Aquella había sido una mañana absolutamente normal. Me había levantado a las ocho. Había levantado a la pequeña gremlin. Mientras se bebía el biberón, yo desayuné mi Nesquik con galletas. Cuando terminó, la vestí como pude e intenté peinarla infructuosamente. (El único peinado que me sé hacerle bien, es el de niña loca).
La llevé al cole y regresé a casa. Al llegar, me comí un trozo de tarta de queso, me puse mi traje de señora de la limpieza (si no sabes como es, mira alguna película vieja donde salga (Gracita Morales) y me dispuse a la limpieza diaria de la casa. Con la ayuda de una retroexcavadora, conseguí recoger todos los juguetes del comedor. Para una limpieza mas profunda, me hizo falta la karcher.

Cuando terminé, viendo que todavía era demasiado pronto para ponerme a hacer la comida, decidí sentarme un ratillo a ver la televisión.

Y en ello estaba cuando sentí un ruido extraño. Yo, en mi inconciencia, lo atribuí a la excesiva presión que ejercían los juguetes contra la puerta del cuarto de la niña. Decidí ignorarlo.

Pero el ruido no paró. Y empecé a mosquearme. Con el valor que me caracteriza, puse voz de mosquita muerta y pregunté:
- ¿Hay alguien ahí?
Entonces la escuche. Era una voz que me heló la sangre. Una voz como de ultratumba. Una voz como la que tendría alguien acostumbrado a desayunarse un litro de cazalla y dos paquetes de Ducados. Me respondió:
- Si, hay alguien. Y ese alguien viene a por ti.
Me quede de piedra. Aquella voz había transformado mi sangre en horchata. No era capaz de reaccionar.
Entonces empecé a escuchar sus pasos por el pasillo.
Cloc, cloc, cloc, cloc.
Sonaban como las campanas del infierno. Sonaban como los martillazos que clavaran algún día los clavos de mi propio ataúd. Y llegó al comedor, donde estaba yo.

Era un ser inmundo, a todas luces despreciable. Un alcohólico terminal, preso de las alucinaciones del delirium tremens, tiene alucinaciones más agradables que aquello.
Era como un mal viaje de LSD.

Se trataba de ¡¡BELEN ESTEBAN¡¡ Y estaba vestida únicamente con un salto de cama.
Me miró, con ojos de golosa, y me dijo:
-Ven aquí, torero mío, que te voy a hacer un traje de saliva.

Entonces el puro instinto de supervivencia me hizo reaccionar. Di un salto con la elegancia y majestuosidad de una gacela tompson. Elegancia y majestuosidad que quedo en nada al aterrizar. No recordaba que el suelo estaba todavía mojado y resbale. Caí produciendo el mismo ruido que haría un bistec de ternera de unos cien kilos, al caer al suelo.
Ella, al verme, soltó una carcajada profunda y cavernosa. Yo, me incorporé como pude y salí corriendo hacia la puerta de la calle, mi única vía de escape. Ella, seguía riéndose al ver mis esfuerzos por escapar.

Llegue a la puerta, baje la maneta y tiré con todas mis fuerzas (mas o menos las mismas fuerzas que puede tener una gallina asmática), pero no paso nada. Aquella bruja debía haber cerrado la puerta con llave.
Me di la vuelta y vi que empezaba a caminar hacia mí, y me miraba de una forma totalmente obscena y lasciva.

Recordé que por algún bolsillo del chaleco que todavía llevaba puesto debían estar mis propias llaves. Me puse a rebuscar por los bolsillos con el ímpetu del que ha perdido una quiniela de catorce con su complementario y todo, mientras con el rabillo del ojo vigilaba los movimientos de aquella bruja.

Bolsillo superior izquierdo, nada. Bolsillo superior derecho, el móvil (¿qué hago con el móvil? ¿Llamar a Salsa rosa y forrarme con la exclusiva?, paso, lo primero es salvar el pellejo) Bolsillo interior, un trozo de regaliz ya chupado. (¿Se puede considerar esto un arma?) Bolsillo de cremallera izquierdo, una cucharilla de esas que te dan las maquinas de café, un palito de plástico con agujeros. Bolsillo de cremallera derecho, ¿un patito de goma? Sin comentarios. Bolsillo normal derecho, un clip y una goma de pollo, (si fuera Mac Gyver estaría todo solucionado, me construiría mi propio portaviones, pero no lo soy, hay que joderse) Bolsillo normal izquierdo, las llaves. COÑO, LAS ¡¡LLAVES¡¡

Me doy la vuelta a toda prisa y meto la llave en el ojo de la cerradura, le doy tres vueltas y sonrió con aire de suficiencia. Me considero ya libre de peligro. Abro la puerta notando su fétido aliento en mi nuca. Justo cuando me pensaba que me había escapado ya de aquel horror, caigo en la cuenta de que se trataba de una trampa. Fuera me esperaba su compinche, con los brazos abiertos. Y yo caí como un conejo en la trampa.

La visión de aquel ser infrahumano que me aguardaba me paralizo. Aquel ser era peor todavía que Belén Esteban. Aquel ser era peor que Stalin con resaca. Más cruel que Hitler con dolor de muelas. Al otro lado de la puerta me esperaba...

¡¡YOLA BERROCAL¡¡ ¡¡Y EN TANGA¡¡

De golpe, mi vida entera me paso por la vista como si se tratara de diapositivas. Aquella visión fue demasiado para mi pobre cerebro. Ante aquella horrible criatura, mi cerebro, para proteger la poca cordura que me quedaba, decidió perder el sentido.

Lo siguiente que recuerdo, son unas manos de mujer, que me zarandeaban. Y una voz, que me ordenaba que me levantara. Yo, pensando que se trataba de una de aquellas dos arpías, me hice el disimulado, a ver si se aburrían y volvían al infierno del que se habían escapado. Pero había algo en aquellas manos que me resultaban familiares. Aquella forma de dar órdenes, me sonaba demasiado común, demasiado cotidiana. Así que decidí levantar un parpado un poco, con mucho disimulo. Y me encontré de golpe con mi mujer, con cara de mala leche. Me levante de un salto, pero con cuidado (aun me dolía el ostiazo que había dado antes) y con lagrimas en los ojos, le dije que la quería.

-Ni te quiero, ni hostias en vinagre. ¿Tú te piensas que esto es normal? ¿Eh?? Te pido que me recojas la casa y hagas la comida, y llego y te pillo sobando en el sofá.
-Es que...
-Ni esque, ni esco- me interrumpe –Además la tele puesta a todo volumen. Seguro que te has puesto a ver el programa de Ana Rosa Quintana y te has quedado sopa. ¡Maruja¡ que te estas volviendo una Maruja.
-Auja – me espeta la pequeña gremlin, mientras me señala con un dedo regordete (esta en esa fase en que intentan repetir todo lo que escuchan, casi la prefiero cuando solo lloraba)
-Cariño... Verás... Es que me he quedado transpuesto...
-Claaaaaro, con esa vida de vampiro que llevas es normal.
-Ampiro- repite la pequeña gremlin.
-Anda, quédate con la niña, mientras yo preparo algo rápido para comer. Señor, señor, que paciencia hay que tener contigo...

Y se marcha a la cocina, dejándome a solas con la niña.
Esta, me mira de arriba abajo, toda digna ella y dice:
-Eñol, ame Atienza.
Se da media vuelta y se marcha, dejándome con más cara de tonto que de costumbre.

MORALEJA:

El sueño de la razón, produce monstruos. (Y algunos embarazos, tambien)

PD: Antonio y Sonia, felicidades por vuestra recién adquirida paternidad. Estoy deseando ver a vuestro pequeño monstruo particular.
XD

6 Comments:

At 2/18/2006 12:35 a. m., Blogger Peppermint said...

Yola Berrocal y Belén Estevan, ¿el dúo sacapuntas?

Bbbrruuuuuu... mm..i...eeeedd..ooo... mmmuu..uu..cchhooo ...mmmiieedo....

grgrgrgrgrggg....

 
At 2/18/2006 12:42 p. m., Blogger Guillermo said...

¿Sueño? eso es una pesadilla en toda regla.

Aunque no era mucho mejor el panorama en el mundo real

- Eñol, ame atienza jajajajajaja jajajajajajaja me parto

 
At 2/18/2006 7:46 p. m., Blogger Deyector said...

Por visiones menos pavorosas ha muerto gente...

 
At 2/18/2006 9:03 p. m., Blogger Cirene said...

Da gracias que aun vives para contarlo jajajajajajaja a tu pequeña gremlin le faltó darte un puntapie para rematar la faena. jajajajajajaja

 
At 2/19/2006 12:33 p. m., Blogger Toxcatl said...

Joder!
al menos has sobrevivido para contarlo (lo de belen esteban y la yola)
y lo de la gremlin ... debe estar hecha un bicho

 
At 3/05/2007 7:59 a. m., Anonymous Anónimo said...

Enjoyed a lot! » »

 

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